lunes, 18 de octubre de 2010

El dolor


Seguramente algunos de mis amigos recordarán este vídeo. Hace ya algunos años que llegó a mis manos la obra maestra de la violencia callejera, a continuación intentaré desgranaros qué sucede en el siguiente vídeo para que los acontecimientos se precipiten de tal forma. Podéis dar por hecho que me basaré en meras conjeturas sin pruebas, y que las daré por absolutamente ciertas.




Os pongo en situación:

Jenny, adolescente con graves problemas de alimentación (básicamente porque sólo come cosas que se quedarían pegadas al techo si las lanzaras) tiene también problemas en el instituto. Quizás porque no acaban de aceptarla. No lo voy a negar, es una hija de la gran puta de 105 kilos (210 libras en el estado de Connecticut, donde reside). Hace ya un tiempo que su profesora anda descontenta con ella. Ya no sólo porque no hace sus deberes extraescolares, sino porque la han pillado fumando porros en el servicio.

Pues bien, la tutora, en aras de cumplir fehacientemente con su labor didáctica, decide llamar a la madre de la niña, con la mejor voluntad del mundo, y sin saber a qué tipo de personaje se enfrentaría. Después de tres cuartos de hora de reunión, se llega al quórum de siempre en estos casos, que la niña es una santa y que la profe no tiene ni puta idea.

Todo parece que va a concluir sin ningún apunte reseñable, pero la profesora comete el error de su vida. Justo cuando se están despidiendo, decide preguntar como si tal cosa a la niña: ¿Es que tienes problemas con las drogas, como tu hermana? (Jessica, la hermana mayor, de la que no necesitáis saber nada salvo que es una guarra cocainómana y adicta al crack, y que vive en un apartamento de mala muerte en la periferia con su novio Chuck, también adicto al crack y siempre vestido con camiseta blanca de tirantas).

Los acontecimientos se precipitan. Es entonces cuando la madre de la niña, que siente que se ha mancillado el honor de la familia se abre hueco entre las mollas de su vástaga, y sin ningún juicio moral, efectúa un mal llamado gancho anverso de Stevenson, popularmente conocido como "nóve qué cáte" sobre el ya devastado rostro de la profesora, todo esto en presencia de la jefa de estudios, Mrs. Frecher, que queda estupifacta.

Aspectos a destacar del vídeo:

1. Una vez se produce la bestial agresión, madre e hija huyen despavoridas del lugar del crimen con idéntico paso, en paralelo y disimulando, que aquí no ha pasado nada.

2. El sonido del cate en sí. Es un sonido seco, directo, que se clava en lo más profundo de tu alma, cautivándola. Suena a lo que es, un cate. Ni más ni menos.

3. El gesto descompuesto de la maltrecha profesora, parece estar todavía buscando por dónde la venío, por qué su nariz puede ahora oler su globo ocular, y sobretodo, pensando en el sentido de la vida, de dónde venimos, a dónde vamos, y quién me mandaría a mí.

Sin más, os dejo con este impresionante documento. Disfrutad.


2 comentarios:

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