domingo, 5 de diciembre de 2010
Oda a una Plaza. Restrospectiva del botellón
Hace más de un lustro que escribí algo sobre una vieja y sana costumbre que teníamos los que por entonces eran jóvenes como yo: el botellón. Las mentes cortas creían que era una mera excusa para emborracharse pero era mucho más; era nuestro espacio y era nuestro tiempo. Era una forma de socialización tan real que nunca en mi vida tuve tantos amigos, aunque hoy por hoy mi Facebook o mi Tuenti puedan decir lo contrario.
Después de eso nada queda; las autoridades locales nos quitaron injustamente nuestra utópica forma de ocio y ya prácticamente no queda ni rastro de todo esto en las hemerotecas locales. Por eso rescato ese pequeño texto que escribí, ese pequeño texto que fue parte de mi historia de de la de muchos otros para que al menos podamos afirmar "sí, fue verdad, y yo estuve allí". Dice así:
La Plaza de la Merced un fin de semana por la noche; la que nos interesa; nada de viejos tirándole pan a las palomas y niños corriendo para espantarlas.
Podríamos decir que la Plaza es un mero sitio para emborracharnos haciendo el botellón; pero es falso, es más que eso: es el centro de encuentro, paisaje de culto, lugar de peregrinación... es un compendio de sensaciones jamas concebidas y que estallan en una noche cual pompa de jabón.
Ir a la Plaza de la Merced es como hacer un viaje a un futuro inventado por Tolkien; lleno de personajes mitológicos y donde el resto de las fantasías ya las pones tu con los efectos del alcohol.
Ese ritual sagrado de llegar con las bolsas del Mercadona llenas de sabroso Yurinka o correosa Sweeps de limón que tan bien pronunciamos los malagueños. Te sientes como con la responsabilidad de llevar el anillo único al Monte del Destino (un Yurinka para emborracharlos a todos, un Cacique para doblarlos y un Absenta para acabar la faena y atarlos a las tinieblas).
¡Expectación!, cuando dejas caer la bolsa de hielo al suelo; nanosegundos emocionantes mientras repites la misma broma de siempre de: "Oppps; que se me cae..." y tras las tres veces reglamentarias te queda en la bolsa un mosaico de cubito de hielo donde cada trocito te recuerda a un trocito de tu corazón mil veces roto. Pero eso ahora no importa porque tienes la esperanza de liarte con tantas tías como copas te tomes. Botellón no es borrachera; botellón es ESPERANZA.
La misma esperanza que tiene ese morito de guindarte la botella cuando mires a otro lado; la misma esperanza que tiene ese viejo borrachuzo de que le recargues la copa por la puta cara; la misma esperanza que tiene mi amigo en ganarme un concurso de meadas largas en el callejón de las meadas. Porque botellón no es borrachera; botellón es COMPETICIÓN.
Y brindamos!!! Brindamos por ese ex compañero de instituto que en ocasiones normales no saludariamos pero que hoy hemos visto y nos hemos fundido en un fuerte abrazo. Brindamos por ese señor o señora obeso que sirve de rotonda into la propia plaza. Brindamos por las piernas de esa o el tanga de aquella. Y brindamos!!! por nosotros, por la felicidad, portugal, porcino, port aventura, por todos mis compañeros y por mi primero. Y brindamos!!!...
Y me siento a gusto; porque se que ese neoliberal del polito Ralph Lauren o el perroflauta de rastas y litrona de San Miguel están haciendo lo mismo que yo. Porque aunque no lo parezca somos una fraternidad. "Comando Plaza de la Merced" nos hacemos llamar; porque somos muchos y queremos ser más.
Porque yo he hablado en la Plaza con gente de USA, de Marruecos, de Nigeria, de Checoslovaquia, de Finlandia e incluso una vez con uno de las Islas Feroe; porque la Plaza de la Merced no es de Málaga; es del Mundo!!!!
La Plaza de la Merced es aquello por lo que seré recordado u olvidado.
Es mi primer amor...
Mi última esperanza...
Llámenme bohemio; pero amo a una plaza.
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Desde luego... cuánta razón!! jeje. Es totalmente cierto que la relación que había con la gente en la Plaza de la Merced era muy diferente, porque acababas conociendo a amigos y amigas de uno y de otro, se acercaba alguien a pedir hielo y podías tirarte hablando un rato, te podías encontrar a gente que hacía años que no veías... Ahora, como casi siempre solemos ir a los mismos sitios, te acabas encontrando a la misma gente siempre, pero ni siquiera puedes hablar porque el volumen de la música no te deja.
ResponderEliminarmadre mia... que recuerdos si señor! " YO ESTABA ALLÍ!" ojala se pudiera recuperar, aunque seguro que ya no seria lo mismo... nos hacemos mayores! y la juventud de ahora seguro que no la valoraria como nosotros!!! brindemos por haber tenido ese rinconcito!
ResponderEliminarrecuerdo la plaza como un gigantesco gran hermano, donde todo se magnifica.
ResponderEliminarsin ir mas lejos, en esa plaza conocí a dos de mis ex novias, y en ella se fraguó mi primer... amor.
pero el ayuntamiento no entiende esto. no entiende que no se trata de alcohol, basura y orines. son historias. historias de chavales que van la primera vez y ven gigantesca la plaza, hasta que pasan los años y cada vez la ven mas pequeña y hogareña.
recuerdo que, para mi, lo divertido era la plaza. dar vueltas a ver si veiamos algun conocido (alguna conocida, siendo honestos). dar abrazos a diestro y siniestro, reir a carcajadas, hablar con quien menos te lo esperas. qué guapo estoy hoy, y qué buenas están todas.
cuando se prohibió el botellón, mi lista de amigos descendió considerablemente hasta límites incomprensibles. tengo -2 amigos.
en fin, gracias, señor podadera por robarme una lágrima, y recordarte que siempre nos quedará parís, y nochebuena y nochevieja para volver a liarla en merced square.
pablo??? eres el q yo conozco?????
ResponderEliminareso depende. eres tú chariyor la que yo no conozco?
ResponderEliminarvaya puta mierda si tuvieras la mitad de eregia para hacer algo importante en vez de hablar de una plaza donde la gente nada mas se hinchaba de beber y lo q tu kieras mas las cosas irian mejor entre los jovenes, tendriamos un futuro mejor no como la mierda q nos toca y mil cosas por las que podriamos pelear. yo he conocido muchisima gente y con todo el buen royo sin necesidad de estar borraxa. ademas era askeroso pasar alli con todas las bolsas de basura las botellas tiradas por el suelo y un pestazo a meao y pota insoportable q si tanto os gustaba esa plaza vaya mierda de respeto q sentiais hacia ella destrozandola tanto si por lo menos cada uno hubiese tirado sus mierdas despues de hacer el botellon hubiera sio otra cosa. de verda q mi generacion da asco. aprended a luchar por lo q de verda es importante
ResponderEliminarEn una cosa te tengo que dar la razón ser anónimo (o anónima creo), el botellón en la Plaza de la Merced además de causar alegrías a gente como yo también causaba muchas molestias, especialmente a los vecinos colindantes; por eso fue trasladado al Paseo de los Curas, donde supongo que también causaría molestias con lo cual se acabo por suprimirlo.
ResponderEliminarTambién te tengo que dar la razón en que nuestra sociedad (especialmente los jóvenes) es absolutamente conformista y esta adormecida; pero creo que ese es un tema completamente independiente, pues este es un simple texto pro-botellón con el que se puede estar mas o menos deacuerdo.
En cualquier caso gracias por participar; todas las opiniones serán tenidas en consideración.
Que montón de recuerdos vividos en este grandioso lugar, una gran pena no poder revivirlos.
ResponderEliminarPues me vais a perdonar, pero yo no creo que los jóvenes seamos conformistas. Tampoco me parece incompatible tomar una copa con los amigos con hacer cosas importantes y labrarse un futuro. Creo que Anónima hace bien en preocuparse por lo que le queda teniendo en cuenta que apenas ha acertado a escribir una palabra correctamente. Si no te gusta tu generación, date un paseo por Irán y me cuentas a la vuelta. Somos jóvenes, preparados, activos y nos gusta divertirnos ¿algún problema? PD: Sin haber ido más de un par de veces a La Merced por no compartir ese modelo de ocio, tengo que decir que aún es peor generalizar y opinar desde el desconocimiento. Buen post, DP!
ResponderEliminarAunque en general debo considerarme antibotellón, me ha gustado mucho el texto, rebosante de una sana nostalgia que me ha llegado a tocar la vena sensible.
ResponderEliminarNo sé si por cuestiones de edad, lo cierto es que nunca hice botellón en la calle, mi gente y yo montábamos las fiestas en casa, cuando no estaban los padres... o en los pisos compartidos más adelante, en esos años felices de universidad.
Buenos recuerdos, voto a bríos...
Pues como tu bien dices MadAmerican, DPodadera solo quería mostrarnos la nostalgia de los momentos vividos allí y aunque seamos de diferentes generaciones, el acto ha sido el mismo, pasar una buena noche con los amigos (nosotros con mucho mas pues no creo que entrasen tantos en las casas paternales o compartidas) y la molestia a los vecinos pues seria la misma.
ResponderEliminarQue seguro que alguna vecina le dio el chivatazo a los padres del anfitrión de la que habíais liado...
Pues no te creas... en uno de los pisos compartidos nos juntamos cerca de 30 o 40 personas, fácil... era grande de la ostia, eso sí...
ResponderEliminarY sí, la policía vino algunas veces, claro... XD La única diferencia venía a ser que lo único que enguarrábamos era la casa de los colegas de turno, no la calle... al menos hasta que bajábamos para irse cada uno a su casa y acabábamos, quien más quien menos, echando la pota en alguna esquina...
Que bueno ratos pasados alli, cuantas anecdotas, cuantas risas, borracheras, enfados, historias... en definitiva, pasaran los años y lo recordaremos (tristemente) por ser una plaza en donde se consumia alcohol, pero tambien la recordaremos (yo al menos muy felizmente) por haberme dado tantos buenos momentos, donde un grupo de amigos e incluso a veces has desconocidos, nos reuniamos en torno a una bolsa con hielo y alcohol a pasar el rato.
ResponderEliminarPD: no desvelare mi identidad, pero la de comics que habre hecho yo con el autor del texto..., y de fotos con poses de luchador en dicha plaza ni te cuento.
Que recuerdos los botellones en la plaza, en mas de uno hemos coincidido en???
ResponderEliminarTo Anónimo: Gracias Mamá por participar.
ResponderEliminarTo Mery: Ah si?
Eres MUY grande. Y siendo de Granada y teniendo botellódromo sé lo que describes, yo he llegado a Málaga después incluso de que lo quitaran de los Curas (llegué como estudiante en septiembre de 2009)y me parece una pena y un atropello.
ResponderEliminarSoberbio, sí señor.
Gracias por los elogios.
ResponderEliminarGranada en el tema del botellón ya son palabras mayores. Recuerdo haber estado por allí algún año por las Cruces de Mayo (cuando las Cruces molaban)y haber realizado 3 botellones a lo largo del mismo día y a lo ancho de toda Granada. Indescriptible.
Quillo me has emocionado y todo! Joe suscribo todo lo que dices! Viva La Plaza de la Merced!
ResponderEliminarEs imposible no emocionarse recordando lo que fuimos; gracias por tu comentario.
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