El wrestling y los estereotipos

El wrestling (o Pressing Catch en España) no sería lo que es si fuese simplemente dos tíos en calzoncillos pegándose hostias de mentirijillas. Todo esto hay que adornarlo más, así que aparte de todo el juego de luces y pirotecnia, guiones propios de culebrón venezolano y una concienzuda labor de merchandising, al espectador hay que darlo algo más. La gente que mira la lucha libre desde su casa o la que va al estadio quiere sentirse identificado con el héroe y reconocer rápidamente al villano para abuchearlo a más no poder. Para ello se le otorga al luchador factores identificativos como música, vestuario y personalidad propios, o lo que ellos llaman gimmick.

Cuando a un wrestler se le asocia con un país o región (ya sea realmente oriundo de allí o no) se tira de topicazo para caracterizarlo. Repasaremos de forma breve como se ríe la lucha libre americana del resto del mundo y en consecuencia que imagen dan las diferentes nacionalidades al americano medio.

Ingleses: estirados y remilgados, los luchadores de Gran Bretaña hacen gala de la famosa flema inglesa incluso en los momentos más duros de un combate. A William Regal le gusta vestir elegantes trajes que sabe conjugar a la perfección con su cara de esparrago avinagrao y su pelo de Hugh Grant.

Franceses: fanfarrones, ególatras, megalómanos... los franceses potencian dentro del wrestling las facultades por las que son odiados a nivel mundial. Con un gran sentido patrio, Rene Dupree y los demás miembros de La Résistance portan grandes banderas y visten esas clásicas boinas autóctonas. Solo les falta comerse un croissant antes de empezar a pelear.

Jamaicanos: ¿como se imaginan a un jamaicano?, efectivamente, negro y sonriente. ¿Se puede ser sonriente incluso cuando te están pegando una somanta de palos? Pues algo se habrá fumado, digo yo. Este es el caso de Kofi Kingston, que para más inri lleva como apellido el nombre de la capital jamaicana.

Samoanos: salvajes e incontrolables isleños que solo saben comunicarse a través de gruñidos; de hecho, la última vez que fueron a la escuela fue para comerse a varios niños. Sus tatuajes faciales y sus piercings no hacen más que incrementar su amenazante aspecto. Pa los 30 muestra el mensaje de Navidad que Umaga mandó a su aldea.

Irlandeses: son los típicos broncas que te encontrarías en cualquier pub del centro de Dublín. Agrios e irascibles; lo normal es que te acaben atizando con un palo de billar en una discusión de fútbol. El luchador de origen irlandés Finlay además lleva consigo a un leprechum; el duendecillo (caracterizado por un enano) que guarda un caldero repleto de monedas de oro al final del arco iris (según la tradición irlandesa), y que usa para distraer al árbitro o que golpee a sus rivales. Sheamus por su parte también tiene características muy típicas irlandesas; es completamente pelirrojo y tiene la tez mas blanca que el culo de Iniesta. Además de todo lo dicho pues lo típico: música celta y una indumentaria propia del día de San Patricio.

Rusos: Desde la mas fría estepa rusa nos llegan estos personajes de rostro imperturbable (como Lenin), físico gigantesco (como Zangief) y muy pocos colegas en la tierra de las oportunidades (como Danko “calor rojo”). Además de tener cara de pocos amigos, Vladimir Kozlov es bastante parco en palabras, con lo que confraternizar con él resulta bastante conflictivo. Por su parte, cuando Rusia aún se llamaba Unión Soviética, a Nikolai Volkoff aunque tampoco le gustase hablar demasiado, si le gustaba cantar el himno nacional soviético; cosa que encantaba a los americanos. Todo ello aderezado con mucho rojo comunista situaban a los rusos como unos de los principales enemigos a odiar por el público de casa; aunque ni siquiera tanto como los siguientes en la lista.

Árabes: los principales enemigos de la patria; suelen debutar en momentos de tensión política, como la Guerra del Golfo, y siempre constituyen la principal amenaza. Normalmente provenientes de Irán e Irak, estos luchadores suelen ser ultra-fanatistas y yihadistas; y aborrecen abiertamente cualquier cosa que huela a yanqui. Gente como The Iron Sheik o Muhhamed Hassan empiezan por escupir o quemar la bandera estadounidense para acabar enfrentándose con el héroe de turno, con el que por supuesto acabarán perdiendo.

Españoles: Aun no ha debutado ningún español (o luchador que caracterice a un español) dentro del circuito americano; pero cuando este hecho se produzca, ¿como creéis que nos retratarán?; ¿seremos de los buenos o de los malos?; ¿vestiremos con montera o peineta?; ¿como se llamará nuestro finisher o golpe final?, ¿la siesta?, ¿la tapa?... Yo ya he empezado a temblar.