Conforme me voy haciendo mayor, reconozco que cada vez me importa menos el fútbol, o el deporte en general. Sí, uno va madurando y va concediendo menos importancia a toda la parafernalia en torno a esos once millonarios sin el graduado escolar que ocupan, ellos solos, un tercio del telediario.
Aun así, no puedo evitar seguir alegrándome cuando gana mi equipo y cabreándome cuando nos eliminan de alguna competición. Todos aquellos sentimientos que arrastro desde mi infancia siguen, de alguna manera, muy presentes en mí, y la razón y la lógica parecen no tener cabida ni turno de palabra a este respecto.
Lo de ayer no fue solo fútbol. No fue simplemente excepcional, o histórico. Lo de ayer fue mucho más que el triunfo de un equipo contra su máximo rival. Ayer vivimos el culmen de la eterna lucha del bien y el mal. Del Yin y el Yang. Del fútbol y el antifútbol. De Guardiola y Mourinho. De Iniesta y Cristiano Ronaldo.
Décadas de cultivo artesanal de pequeños artistas en La Masía frente a fichajes millonarios de chulos de playa, niñatos y puteros. La herencia de un mensaje de fútbol como espectáculo, frente al resultadismo arcaico y putrefacto. El ir a ganar frente al ir a no perder. La búsqueda del éxito por la vía del trabajo y la humildad, frente a una defensa en cinco con olor a naftalina.
Aún así, desde la prensa de Madrid, seguirán adorando al Anticristo del espectáculo deportivo, un Mourinho incapaz de disimular su odio irrefrenable hacia el F.C. Barcelona, club que le dió de comer como traductor del recientemente fallecido Bobby Robson. Seguirán adorando a la máxima expresión del no-futbol y rey de la gomina Cristiano Ronaldo. Seguirán hablando como parlanchines desorientados, guiados siempre por su esperanza en lugar de por su cordura, en lugar de caer en la cuenta de que ya son TRES AÑOS sin que el Madrid pueda arrancar NI UN SOLO PUNTO al Barça, 36 meses en los que el resultado global ha sido de 16 a 2 goles, 1095 días tras los que la mejor decisión a tomar fue la vuelta de Florentino, los "Galácticos" y la chulería como bandera.
Gracias, padre, por hacer de mí un hombre bueno. Gracias, padre, por hacer de mí un hombre de izquierdas. Gracias, padre, por hacer de mí un barcelonista.
Victoria por la mínima y ya sacamos las cosas del tiesto; que no se puede jugar en Lunes, hombre.
ResponderEliminar¡Y aquello fué penalty!, ¡sí, sí; aquello!
Cincomentarios
ResponderEliminar100 % DE ACUERDO CONTIGO. MUY BUEN ARTICULO.
ResponderEliminarSeñor Erudito...infórmate bien de lo que es el Ying y el Yang y cámbia el titulo anda....
ResponderEliminarSeñor Isaac, cambia tú de equipo.
ResponderEliminarah! gracias por participar.
Conforme: te vas haciendo mayor. ¡Solo Málaga CF!
ResponderEliminarjajaja! gracias jota! viva er málaga!
ResponderEliminarde nada... gracias por darme la razón.
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