sábado, 1 de octubre de 2011

Homenaje póstumo a la manteca colorá


5 de la tarde de una soleada tarde de Agosto en Málaga; corre un agradable terral que deja el termómetro sin apenas grados a llenar y que hace que la alerta naranja se quede en un chiste de La Trinca. El calor ha inundado cada uno de los rincones de mi casa. A mi primo el chico le ha derretido el Frigopie hasta el punto de dejar un bonito estampado a lunaritos rosas en el sofá; y los lamparones de la camiseta interior blanca de mi abuelo empiezan a llenar todas las estancias de mi domicilio de un embriagador aroma a sobaco mojado que ni todo el Varon Dandy del mundo pueden disimular.

Aun con todo yo hoy me he levantado con un antojo que ni una asociación de preñadas desequilibradas aprobaría. No pude satisfacerlo en el desayuno por mi extraña manía de levantarme a las 2 de la tarde; pero de la merienda no iba a pasar.  Presto y dispuesto abandono el hogar no sin la extrañeza de todos mis congéneres.

Una vez en plena calle el paisaje no podía ser más desalentador. La calles desiertas hacen de mi barriada un escenario post-apocalíptico, más a sabiendas de que la gente se refugia en sus búnkeres provistos de aire acondicionado Fujitsu recién comprados en una última oferta del Media Markt.

En mi travesía por el desierto de asfalto solo me encuentro a un gato intentando mal morir a la sombra de un Vespino. El sofocante calor hace que comience a tener extrañas alucinaciones; empiezo a ver gente leyendo libros y recitando poesía de Machado. Por suerte mi punto de destino no está demasiado lejos de mi casa y toda alucinación desaparece cuando llego a mi oasis particular: la carnicería.

El carnicero se encuentra semidormitando, en un estado de aparente inconsciencia mientras tiene casi la totalidad de la cabeza metida en la urna refrigerada donde guarda su género; más concretamente entre las chuletas de cabezal y los escalopines de pollo. Tengo que simular aclararme la voz para despertarle de su letargo  y sin mucha dilación le pido lo que había venido a buscar; medio kilo de manteca colorá.

El carnicero me lo envuelve cuidadosamente en papel y tras pagarle lo debido me da las buenas tardes y se gira taciturno seguramente preguntándose si lo que acaba de vivir es solo un sueño y aún está usando de almohada un trozo de carne.

El camino de vuelta es tan desesperante como el de ida, con la desventaja de que el calor ha conseguido derretir la manteca y esta ha calado el papel y la bolsa donde lo porto, dejando en el suelo un reguero rojo que deja la calle como una escena de Se ha escrito un crimen.

Abro la puerta de casa; mi familia está arremolinada en torno a un ventilador y aunque se muestran curiosos, la fatiga les impide preguntarme nada concreto. Yo me dirijo directamente a la cocina; corto dos rebanadas de pan cateto y enchufo la tostadora. A los pocos minutos de que el aparato eche a andar mi cocina empieza a parecerse a los infiernos que narraba Dante.

Empiezo a untar la manteca en el pan; los efluvios hacen que mi sudoración se dispare más si cabe y mi olor corporal llega al nivel de choto viejo de Utrera.

Me dirijo al salón comedor. Mi familia no da crédito a lo que ve, mi primo el chico me mira atónito aun con el palo del Frigopie en la mano. Yo me siento en mi sofá y empiezo a disfrutar como nunca; chorreones de manteca caen desde la comisura de mis labios al plato; y de ahí al propio sofá; que entre el rojo y el rosa ahora parece un cuadro de Miró.

Para mi tristeza acabo con la manteca. Después del éxtasis, llega la desdicha. La tristeza se hace patente al saber que la próxima vez que viese a la manteca habría cambiado su precioso color rojo por el marrón, y estaría en la taza de mi váter, donde le oficiaría su última misa. Solo me queda pues recordarla con este bonito video homenaje; espero que lo disfruten como yo la disfruté a ella.







6 comentarios:

  1. Madre mia! Lo describes con tanto detalle que me da hasta ansia! ¡Qué caló!

    (La parte del cambio de color te la podias haber ahorrao...)

    ResponderEliminar
  2. Opino como Campanilla, es un marron en tan bonito post que hables del cambio de color...

    ResponderEliminar
  3. dejad en paz al alma creativa de esta empresa.

    sólo en palos30 pueden hallarse post futboleros, del 15-m y de la mateca colorá. viva palos30!!

    ResponderEliminar
  4. viva!!! jajajaja, y viva DPodadera!, jajajaja.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...