¿Revolución o resignación?

"Es lo que hay”; la frase que repica en mi cabeza. La frase que dicta sentencia, la frase que no admite réplica, la nueva religión, el nuevo dogma. Irreversible, sin solución.

Es mejor agachar las orejas, pasar por el aro, esperar que pase el temporal, ya llegará nuestro momento. Si soy menos que un mileurista, es lo que hay; si no me pagan las horas extras, es lo que hay; si no encuentro empleo, es lo que hay.

Me puedo considerar suertudo si tengo un sueldo que sube un 2% anualmente a pesar de que mi recibo de la luz suba un 10%. Uno de esos sueldos que han subido un 20% en los últimos diez años a pesar que el precio de la vivienda haya subido un 400%.

Soy una persona libre que no se siente ni libre ni persona cuando, por ejemplo, voy a un E.T.T. a vagabundear un puesto de trabajo y, si me hacen un favor y me lo dan, me cobran el 30% de mi nómina, porque además de puta hay que poner la cama, porque es lo que hay. Y aún me puedo considerar alguien con suerte si tengo trabajo y no soy uno de esos pensionistas a los que le han congelado la pensión o, sobre todo, si soy uno de esos 4 millones de parados que actualmente tiene este país.

Pero es que encima la culpa de estar parados la tenemos nosotros; por no ser emprendedores, por no ser optimistas, por no aprovechar nuestras oportunidades, por ver el vaso medio vacío. Es acojonante como nos dominan, como nos mueven como marionetas, sin ni tan siquiera tener que usar la fuerza.

Las televisiones y los actuales medios de comunicación; el actual opio del pueblo. Ellos hacen y deshacen. Nos emboban, nos ocultan la verdad, nos distraen. Son los que dictan en que tenemos que pensar, sobre que tenemos que discutir, en que tenemos que estrujar las pocas neuronas que nos quedan. Así pues le andamos dando vueltas toda una semana a una frase que dijo un tal Mourinho en una rueda de prensa; o andamos analizando un mes a la persona que se llevó una tal Belén Esteban a la alcoba. Ellos piensan por nosotros, que solo tenemos que limitarnos a estar en nuestro sofá sentado, embobados, con nuestras mentes dormidas, esclavos, muertos en vida, eternos resignados.

Resignación, porque esto es lo que hay, o eso el menos es lo que nos han dicho. ¿Qué tiene que pasar para levantarnos como en Egipto?, ¿qué tiene que pasar para levantarnos como en Grecia? ¿qué tiene que pasar para levantarnos como en Francia? Nosotros como mucho hacemos una huelga mal hecha y a destiempo.

Pero entiendo ese estado de resignación, porque el que tiene que comer todos los días no puede permitirse el lujo de montar una revolución, no puede perder su puesto de trabajo.

“La conciencia libre significa que yo puedo decidir si yo tengo todos los elementos para formular mi decisión, estoy bien informado, estoy bien formado, me alimento todos los días, tengo un techo donde guarecerme, tengo una ropa que ponerme y una vez que tengo mis necesidades más elementales satisfechas yo puedo empezar a pensar para ser un hombre libre; porque si yo tengo que buscar el trabajo trampeando como sea, poniéndome en la cola del paro, vendiéndome por cuatro perras porque tengo que comer los míos y yo; yo no soy un hombre libre aunque mañana me permitan votar en las urnas”. Julio Anguita, 1999 (mucho antes del tsunami de mierda que se nos venía encima).

Aquí es donde entra la pasividad de esos ilustrados, intelectuales, artistas o famosetes en general que aun pudiendo comer y dar de comer a siete aldeas juntas todos los días, prefiere refugiarse en su mansión libre de impuestos; que en vez de erigirse en figuras representativas de un pueblo agotado y decir: “¡basta ya!, hasta aquí hemos llegado”, prefiere amasar más y más fortuna, cobrando cánones imposibles, queriendo aprobar leyes irrisorias y queriendo exprimir más al mismo pueblo que le ha hecho millonario. Así funciona la cultura de este país. Yo soy muy rojillo mientras no me toquen la cartera.

Derechas, izquierdas... ¿no os dais cuenta de que no estáis rellenando un puto perfil de Facebook?, ¿no os dais cuenta que esto se va a la mierda más allá de ideologías políticas?, ¿no os dais cuenta que vamos para atrás como los cangrejos?

Los políticos, que de ciencias políticas saben poco pero de ilusionismo y escapismo entienden un rato, vuelven a hacer un ejercicio de magia en cada nuevo debate, en cada nueva declaración. De repente “flop” no es crisis, es desaceleración. Paquete de medidas, brotes verdes... me echo a temblar cuando escucho algo de esto en los medios.



¿Qué futuro nos espera?, ¿es nuestro designio seguir poniendo el ojete?



Entonces aparecen como de la nada ese grupo llamado “Democracia Real Ya”, que no es más que la consecuencia directa de tener una sociedad asediada, agotada y con su propia lápida antes de haber muerto. No puedes esperar marcar una res y que no te de una coz.

Empiezan a exigir medidas coherentes y sensatas pero que llegados a este punto parecen utópicas. Proponen la abolición de los derechos de la clase política, control a los bancos, la lucha contra el desempleo y los recortes sociales…

La gente se empieza a pronunciar, a salir a la calle. Entonces empiezan las represiones; la disolución de protestas y manifestaciones. El ataque de los medios con su clásica perorata de “son los cuatro niñatos antisistema de siempre”.



Pero, ¿habremos hallado el talón de Aquiles de los políticos?, ¿será el momento del cambio?, ¿habrá revolución?