Topanga y otros nombres molones

Es curioso el mundo de los nombres. Aunque sea algo impuesto al nacer, algo que no elegimos nosotros, su sola fuerza sonora puede hacer que retumbe en nuestras cabezas hasta el infinito. A veces los nombres te llenan, te desbordan; un solo nombre puede tener mas carisma que la persona entera. Homer Simpson lo sabía, por eso en un capítulo pasó a llamarse Max Power (y en otro llamo a su mujer Pechitos McTetis).

Las celebridades de Hollywood, por ejemplo, siempre optan por rebuscar es sus cerebros para dar en el clavo con su nombre artístico; aunque a veces con disparidad de criterios. Así por ejemplo, mientras Jennifer Aniston pensaba que con su verdadero nombre, Jennifer Annastasakis, le resultaría mas difícil alcanzar la fama con un apellido tan obviamente foráneo; a Michael Salhohub le parecía demasiado común con lo que se rebautizaría como Omar Sharif, a todas luces mas exótico.

Como llamarse Omar Sharif mola, los famosos han pensado en bautizar a sus hijos de las maneras más estrafalarias, para que así de mayores no tengan que cambiarse el nombre. David Beckham ha optado por nombrar a su hijo Brooklyn, como el famoso barrio neoyorkino; que es como si yo tengo un hijo y le llamo Perchel.

Los nombres molones siempre me han encantado; el mundo del baloncesto tiene una gran base de ellos. Leandro Barbosa con ese nombre de antiguo pirata , DeMar DeRozan (valga la redundancia), Jannero Pargo, con nombre de jinete de tebeos, Milan Malatras o Rajon Rondo son una buena muestra, aunque para mi la palma se la lleva Walter Magnifico, posiblemente el mejor nombre de la historia de la NBA. Aunque la cosa no acaba aquí ¿Se puede tener un nombre más italiano que Giancarlo Marcaccini? ¿y uno más africano que Dikembe Mutombo? que solo su nombre evoca un falo de proporciones épicas.


En el mundo de la ficción los creativos siempre nos han deleitado con grandes nombres. De pequeño veía una de esas típicas series que echaban en La 2 , “Yo y el mundo”, y la novia del prota tenía el nombre de mujer mas interesante jamás visto, Topanga. Siempre me planteé ponerle este nombre a mi futura hija, pero me echaba para atrás la idea de poder descubrir que Topanga significaba en samoano “pequeño pito de mono” o algo por el estilo.

Tal es la importancia en T.V. de un buen nombre con gancho que si no se tiene se cambia. Así todos los jugadores de Campeones fueron rebautizados en España cambiando sus extraños nombres nipones a favor de otros más oportunos y carismáticos como Benjamin Price, Mark Lenders, Paul Diamond, Phillip Callahan, etc...

Grandes nombres en la ficción hay muchos: Frank Lapidus, Milhouse Van Houten... aunque en el polo apuesto nos encontramos al héroe del Monkey Island, Guybrush Threepwood; el peor nombre de cualquier saga en la historia, aunque esto ya sería motivo de chascarrillo y mofa dentro del propio juego.

Un gran punto a favor es tener nombre o apellido de país o ciudad, lo que le da una internacionalidad al nombre bastante notoria como Paris Hilton o Vanderlei Luxemburgo. Imagínense como se podría dar una vuelta más a la tortilla si además de tener nombre de ciudad, fuera un nombre de ciudad gracioso como Walla Walla, Cucamonga o Seattle.

Me gustaría acabar con la autentica cuna de nombre molones existente, la cual también es una de mis grandes pasiones: la lucha libre. Los nombres con gancho brotan y proliferan hasta no acabar, no en vano es una de sus grandes bazas; así tenemos a Ted DiBiase, Chris Jericho, Dave Batista, Jake “The Snake” Roberts, Rene Dupree... aunque lo que a mi siempre me fascino era la facilidad que tenían para encontrarles a los luchadores nombres y apellidos o apodos que empezaran por la misma letra; lo cual, todo hay que decirlo, foneticamente queda de lujo. Ken Kennedy, Jeff Jarret, Kenny Kaos, Razor Ramon o Damian Demento son algunos de los ejemplos más significativos.

Señores, basta ya de Pepe Perez y Antonio Lopez , seamos originales, innovemos, inventemos. Tengan hijos y llámenle Perchel o Topanga. Hagan un futuro mejor. Está en sus manos, dicho queda.